Los griegos fueron los primeros en promover la educación física con fines no militares. Los atenienses creían en el desarrollo simétrico del cuerpo y enfatizaban la belleza corporal tanto como el desarrollo intelectual del hombre. Veían el deporte y la gimnasia como un instrumento para alcanzar el equilibrio entre lo físico y lo espiritual, siguiendo el lema de “una mente sana en un cuerpo sano.” De hecho la palabra gimnasia es un vocablo de origen griego, pues fueron los griegos los primeros en desarrollar esta disciplina.
Los griegos fueron los primeros en construir gimnasios, donde además de los cuartos destinados a la práctica de diversas actividades físicas, incluían cuartos para el baño en aceite y el enarenado de los cuerpos y estancas de baños que ofrecían baños de vapor y piscinas frías, templadas y calientes. Los romanos, siguiendo el ejemplo helénico, construyeron estancias similares a las cuales llamaron termas, donde no solo se realizaban actos de limpieza y relajación, sino también cuidados corporales con aguas curativas, prácticas deportivas y masajes con diferentes esencias y aceites. Los romanos se volvieron tan adeptos a los baños termales, que se empezaron a construir monumentales termas públicas en diversas ciudades, que se convirtieron en centros de reunión de los ciudadanos romanos.