El número de peregrinos aumenta extraordinariamente a partir del siglo X, cuando la población europea logra salir del aislamiento de épocas anteriores e inicia una serie de contactos e intercambios que, en el campo religioso, llevarán a hacer de la peregrinación la forma más difundida de devoción. Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela serán los destinos más importantes: todos los caminos llevan a Roma. Los cruzados y las ciudades marítimas italianas abren la ruta de Jerusalén. Los monarcas de Navarra, Aragón, Castilla y León facilitan el viaje a Santiago mediante la construcción de puentes, reparación de caminos y edificación de hospitales.
Años más tarde, el carácter apostólico de su iglesia y las riquezas acumuladas gracias a los peregrinos permitirían a un obispo emprendedor, Diego Gelmírez, convertir su sede en arzobispado.
"Permulta sunt testimonia histórica de peregrinatione ad Compostellam. Praecipuum monumentum est" Codex Calixtinus (a.D. 1140).
Después del siglo XIV se produjeron muchas convulsiones sociales en EuropaReconquista desplaza toda la atención económica y gubernamental de los reinos españoles hacia el sur. El Camino de Santiago pierde el esplendor de los siglos anteriores. El Cisma de Occidente en 1378 agrava y divide a la Cristiandad. El siglo XV tampoco ayudó a su revitalización, plagado de acontecimientos desagradables en el viejo continente: guerras, hambre, peste, malas cosechas, sequías... que desvían a los peregrinos potenciales hacia otros destinos. Por otra parte, la
Aun así, muchos creyentes seguían acudiendo hasta la tumba del apóstol para cumplimentar su penitencia pero, año tras año, el Camino fue cayendo en el olvido.
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