La importancia de los cosméticos en el antiguo Egipto se pone en evidencia al recordar el clásico dibujo del rostro egipcio. Los ojos fuertemente delineados son inconfundibles, casi una marca registrada de esta civilización.
Los cosméticos eran usados por razones estéticas y terapéuticas desde períodos muy tempranos de la historia egipcia. La limpieza y la apariencia eran aspectos importantes para la vida social. Los cosméticos resultaban imprescindibles cualquiera fuese el sexo o la posición social.
La lista de productos y sus variantes opacaría a cualquier catálogo de las firmas actuales y dibuja una realidad bastante frívola. Sin embargo, debajo del maquillaje, los egipcios escondieron secretos tecnológicos que otras civilizaciones nunca conocieron.
Científicos franceses estudiaron polvos cosméticos conservados en sus recipientes originales desde aproximadamente cuatromil años. Mediante cristalografía cuantitativa y análisis químicos lograron identificar dos compuestos principales: oro de galena (PbS) y cerusita (PbCO3). Pero además encontraron otros dos compuestos que no esperaban: laurionita (PbOHCl) y fosgenita (Pb2Cl2CO3). Estas sustancias no pueden extraerse fácilmente de fuentes naturales y tampoco se producen por añejamiento. Entonces ¿cómo llegaron ahí? Sólo quedaba una explicación.
La fosgenita puede formarse naturalmente por oxidación de minerales que contienen plomo pero sólo en un lugar dónde esté en contacto con agua carbonatada y clorada. Por eso su existencia en la naturaleza es muy rara y jamás habría suficiente cantidad para tanto maquillaje. Considerando el excelente estado de conservación de los recipientes de alabastro, hematite o mármol, se descartó la posibilidad de que el contenido haya estado en contacto con agua clorada durante estos cuatromil años y se hayan formado así laurionita y fosgenita. Los egipcios tuvieron que ser capaces de sintetizar el compuesto a voluntad y por separado.
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