Castilla-La Mancha es una comunidad autónoma española. Está formada por las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. Limita con Castilla y León, Comunidad de Madrid, Aragón, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Andalucía y Extremadura.
Es la heredera de la región histórica de Castilla la Nueva, exceptuando a la provincia de Madrid, que se decidió que constituyera una comunidad autónoma uniprovincial separada de Castilla-La Mancha sin celebración de referéndum como en el caso de otras comunidades, tras la división territorial de España posterior a la promulgación de la Constitución de 1978, e incluye la totalidad de La Mancha, al incorporarse la provincia de Albacete (formaba parte de Murcia).[1]
Castilla-La Mancha es heredera de la antigua región de Castilla la Nueva a su vez, fue continuación de la antigua Taifa de Toledo que fue una de las taifas de Al-Ándalus cuya capital fue conquistada por Alfonso VI de Castilla en 1085. Posteriormente se reconquistaron las tierras de Cuenca, en 1177, y el resto meridional, que comprende el Campo de Calatrava, el Valle de Alcudia, y el alfoz de Alcaraz (Campo de Montiel y Sierra de Alcaraz), que serían consolidados en tiempos de Alfonso VIII de Castilla; estas últimas, a partir de la batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212. Desde ese momento la historia de Castilla-La Mancha se funde con la del resto del Reino de Castilla, del cual pasa a formar parte.
En 1605 se publica la primera edición del libro que haría famosa una de las comarcas de esta tierra, Don Quijote de la Mancha, escrito por Miguel de Cervantes y Saavedra.
En 1785, con el ordenamiento territorial de Floridablanca, la región quedó dividida en las provincias de Cuenca, Guadalajara, Madrid, La Mancha y Toledo, mientras que las poblaciones de Albacete, Chinchilla, Almansa, Hellín y Yeste, con sus respectivas comarcas, pasaron a formar parte de la provincia y Reino de Murcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario